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La obra de Paul Gauguin que observamos aquí captura una escena de gran dulzura: tres encantadores cachorros están sobre una mesa, bebiendo de una vieja cacerola, y a su alrededor, el tiempo parece haberse detenido.
Este cuadro está estructurado en tres planos distintos. En primer plano, descubrimos una naturaleza muerta con manzanas y peras, así como las esquinas de la mesa y un paño que rodea las frutas. Ver más
El segundo plano presenta una fila de tres copas azules con pie, frente a las cuales hay otras frutas, probablemente ciruelas y manzanas.
Contrariamente a lo que se podría pensar, Paul Gauguin no tuvo una formación formal en pintura. Inicialmente sirvió en la marina francesa, incluso participando en la Guerra Franco-Prusiana de 1870. Más tarde, se convirtió en corredor de bolsa en la Bolsa de París. Fue solo a partir de 1879, después de descubrir el movimiento impresionista y la obra del pintor Camille Pissarro, que comenzó a exhibir sus propias obras. En 1882, dejó su trabajo para dedicarse por completo a su nueva pasión: la pintura.
En 1888, Gauguin viajó a Bretaña, donde se unió a la Escuela de Pont-Aven. Esta región fue apreciada por muchos artistas con estilos diversos que se reunían allí para inspirarse en los paisajes naturales y variados que rodeaban el pequeño pueblo. Fue durante este período que creó esta pintura cautivadora.